Surge de la Contradanza Criolla cubana, que, a su vez, es una evolución migratoria del género Contradanza Inglesa. De Inglaterra a Francia, de Francia a las colonias, (Haití) de Haití a Cuba. En Cuba esta contradanza europea sufre una transformación y se establece como género propiamente cubano al mezclarse con los ritmos criollos. En este proceso de transculturación juegan un papel fundamental los músicos, en su mayoría mulatos libres, que en sus interpretaciones comenzarían a incluir fórmulas y patrones rítmicos criollos y de descendencia africana. De aquí la conocida célula rítmica cubana que comienza a escucharse a mediados del siglo XIX en las Contradanzas, más tarde en las Habaneras y danzas cubanas y en todos los géneros de ascendencia evolutiva de la Contradanza como género matriarcal.